La electricidad más barata de Europa impulsa la transición energética

24 abril, 2024
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El mes de marzo marcó un hito para España en términos de precios de la luz, al registrar la electricidad más barata en comparación con el resto de Europa. Con un precio medio de 20,31 euros por MW/h, ha sido aproximadamente una tercera parte del precio en mercados como el alemán o el francés. España destacó como un ejemplo de eficiencia energética y compromiso con las renovables.

Alto porcentaje de renovables en el mix energético

Este logro se atribuye en gran medida al porcentaje significativo de energías renovables en el mix energético español durante ese mes. Solamente un 7% de la producción energética ha tenido su procedencia de ciclos combinados de gas y un 1% del carbón, las fuentes más contaminantes y costosas. En cambio las energías fotovoltaica, eólica, hidráulica y nuclear se combinaron para representar el 81% del total. Este escenario es muy favorable tanto para los consumidores como para la lucha contra el cambio climático y las emisiones de CO₂.

El aumento de la generación solar y eólica, especialmente en primavera, impulsado por condiciones climáticas cambiantes y una mayor disponibilidad de recursos naturales, ha sido fundamental para mantener bajos los precios de la electricidad en España. Sin embargo, esta situación también revela la dependencia del país de la llamada «excepción ibérica», un mecanismo temporal destinado a reducir los precios de la electricidad en la península debido a su limitada interconexión energética con el resto de Europa.

Desafíos del modelo eléctrico actual

Aunque esta bajada de precios beneficia a los consumidores, plantea desafíos para los grandes comercializadores de energía, quienes ven reducidos sus márgenes de beneficio, lo que puede desincentivar las inversiones en energías renovables. El modelo mayorista actual, basado en subastas que establecen el precio según la oferta y la demanda, ha generado preocupaciones sobre su capacidad para fomentar el crecimiento de las renovables, ya que los precios a menudo caen a cero euros cuando la energía renovable está en su punto máximo.

Ante esta situación, surge la necesidad de una regulación que favorezca el desarrollo del almacenamiento energético. La inversión en tecnologías de acumulación podría mitigar las fluctuaciones en el mercado mayorista al permitir el almacenamiento de energía renovable para su uso posterior cuando la demanda sea alta. Esto contribuiría a la estabilización de los precios y a la reducción de la dependencia de las fuentes de energía más costosas y contaminantes.

Además, la posibilidad de exportar el excedente de energía renovable podría ser clave para el futuro energético de España. Con un gran potencial en energía solar y eólica, el país podría convertirse en uno de los principales exportadores de este tipo de energía, contribuyendo así a la estabilidad del mercado y al cumplimiento de los objetivos de la UE en materia de energías renovables.

En resumen, el caso de España en marzo destaca la importancia de una transición hacia un modelo energético más sostenible, basado en energías renovables y tecnologías de almacenamiento. Si se implementan las políticas adecuadas y se fomenta la innovación en este campo, España podría liderar el camino hacia un futuro energético más limpio y seguro.